Por los ojos de un Masón Parte 2

by | Sep 7, 2021 | Historia | 1 comment

 

            La revolución o levantamiento de Ayutla fue organizado por un grupo de liberales, liderados por Juan Álvarez, el cacique más importante del estado de Guerrero, que deseaban acabar con la dictadura de Santa Anna, la injusticia y los privilegios sociales y el rezago educativo en el país.

 

            Los liberales mexicanos, tanto los que se encontraban en el exilio como los del territorio nacional, conformaban una joven generación de políticos con ideas diferentes. Conscientes de los problemas tradicionales de la nación y aun adoloridos por las guerras con los Estados Unidos estaban dispuestos a hacer lo que estuviese en sus manos para evitar que esta situación subsistiera por más tiempo. Ideológicamente se les puede considerar como herederos de la vertiente más radical del Partido del Progreso. Creían fervientemente que la única manera de hacer de México un país moderno era romper completamente con el pasado, al que consideraban un lastre nacional. No solo fueron imitadores del Partido del Progreso, sino también hicieron aportes vinculados con las ideas libertarias que estaban de moda en Europa, con relación a: los derechos del ciudadano, al establecimiento de un sistema democrático, la instrucción del pueblo y la separación de la Iglesia del Estado.          

 

            En el sur del país, particularmente en el estado de Guerrero, el Gral. Juan Álvarez estableció desde inicios de la independencia un cacicazgo. A Santa Anna no le gustaban los caciques y en especial Juan Álvarez, por su poder regional y por su ideología netamente liberal. El cacique por su parte estaba en contra de los atropellos cometidos por el caudillo contra los miembros de su Partido y contra los mexicanos en general; por ello, organizó un levantamiento armado contra el gobierno de Santa Anna.

 

            El grupo de jóvenes liberales y de mediana edad se unió a Juan Álvarez para organizar el movimiento armado y entre todos suscribieron el Plan de Ayutla. En el Plan se desconocía a Santa Anna y proponían que el ejercito eligiese a un jefe como presidente interino, cuyas funciones serían las de convocar a un Congreso constituyente y posteriormente a elecciones. Desde un inicio el movimiento mostró ser exitoso, especialmente porque contaron con el apoyo de los liberales exiliados en Estados Unidos, como Don Benito Juárez, Melchor Ocampo y otros, que no dudaron en compartir los escasos recursos económicos con los que sobrevivían. Por otro lado el movimiento tuvo seguidores en el país, como hacendados, militares, campesinos, comerciantes … que optaron tomar las armas o por colaborar de cualquier otra forma que les fuera posible, hasta que el levantamiento alcanzó la dimensión nacional.

 

            En abril de 1855, Santa Anna tomó el mando del ejercito y marchó rumbo a Guerrero con la intensión de acabar con el foco de subversión, sin embargo, el presidente mostró una vez más su falta de pericia militar, pues fue derrotado. Como la situación estaba perdida, decidió salir del país, antes de que su vida corriera peligro.

 

            Los revolucionarios se reunieron y en cumplimiento con lo acordado en el Plan de Ayutla, proclamaron a Juan Álvarez como presidente interino, quien a su vez convocó a un Congreso Constituyente.

 

            Una importante característica del gobierno de Juan Álvarez es que conformó su gabinete con jóvenes liberales. Gracia s a ello es que gente tan importante para la historia nacional como; Melchor Ocampo, Benito Juárez, Guillermo Prieto e Ignacio Comonfort, tuvieron la oportunidad de una activa participación política, que, en muchos casos culmino hasta finales del siglo XIX.

 

            Los grupos conservadores de la sociedad, que no eran pocos, no apoyaron a este gobierno pues creían que, como había sucedido con Vicente Guerrero, estaba encabezado por un político poco hábil y falto de educación. A la par también comenzaron a evidenciarse las diferencias entre liberales moderados y los puros o radicales. En esta pequeña “competencia” , por así llamarle, triunfó el primer bando que convenció al presidente de la conveniencia de mantener al ejercito anterior y reformado.

 

            Esta administración se interesó por hacer leyes que permitieran mantener en orden al país bajo los ideales del liberalismo, ejemplo de lo anterior, fueron la Ley Juárez, redactada por Don Benito Juárez, siendo ministro de Justicia, en la que se suprimían los fueros militares y religiosos en los asuntos civiles; y la disposición de Melchor Ocampo que privaba el derecho de voto al clero. Quedaba claro que el gobierno iba aplicar una política agresiva contra el ejercito y especialmente contra el clero, los dos grupos que más se identificaban con el partido conservador.

 

            Por motivos personales el Gral. Juan Álvarez renunció a su cargo en diciembre de1855 y dejó al Gral. Ignacio Comonfort como el responsable de la presidencia de México.

 

            Comonfort, aclaró que su gobierno sería conciliador, incluyente y respetuoso de la libertad, así como; fomentar el orden. Los resultados no se hicieron esperar, pues sometió rápidamente a las bandas de asaltantes, a los indígenas sublevados e inicialmente logró calmar a los conservadores.

 

            Sin embargo, la mayor preocupación de Comonfort era crear una nueva Constitución más acorde a los ideales liberales. El Congreso estaba reunido desde 1855, poco tiempo para poder hacer una Constitución. A fin de llenar este vacío, el presidente hizo una serie de decretos en los que se exaltaban las garantías individuales, tales como; libertad, seguridad, igualdad y propiedad, se abolían; la esclavitud, los monopolios, los castigos degradantes, la pena de muerte y los préstamos forzosos; se prohibía la coacción civil en los votos eclesiásticos y el último que disolvía nuevamente a la Compañía de Jesús a México. A pesar de tratarse de un gobierno liberal moderado, quedaba en claro que su intensión era debilitar a la Iglesia, ya que esta era vista como una organización cuyo poder rivalizaba con el estado mexicano.

 

            Al ver estas medidas, los miembros de su gabinete se sintieron más libres para actuar. En 1856 el secretario de Hacienda, Miguel Lerdo de Tejada, emitió la Ley Lerdo por la que se exigía que se desamortizaran las corporaciones civiles y eclesiásticas, para poner en circulación las riquezas estancadas en manos muertas. En otras palabras, la ley exigía que aquellas propiedades, que, teniendo dueño, no eran utilizadas pasaran a manos del gobierno y este las vendería. En el fondo se deseaba debilitar el poder económico del clero, crear un grupo de pequeños propietarios e incrementar los ingresos del estado. Ese mismo año se expide la Ley Iglesias, que prohibía a la iglesia el cobro de diezmos y de derechos por servicios eclesiásticos a los menesterosos.

 

            Al fin la Constitución fue proclamada el 5 de febrero de 1857 por ello es conocida como la Constitución de 1857. Los debates entre los liberales fueron muy intensos. Los radicales, aunque conformaban un grupo minoritario, tenían a un representante estelar en Valentín Gómez Farías, quien se empeño en que los principios del Partido del Progreso formaran parte de la nueva Constitución. los moderados, por su parte, querían que los contenidos liberales estuvieran en el documento, pero, no deseaban que todos los principios de dicho Partido estuvieran ahí, pues su virulencia podría generar desordenes, fueron las continuas discusiones y la ausencia de consenso las razones que evitaron que la Carta Magna saliera rápidamente a la luz de la nación.

 

            Este documento definía a México como “republicano, federalista, democrático y liberal” y mostraba una mayor preocupación por lo social, especialmente por las garantías individuales. En conformidad al ideario liberal, reconocía a los hombres ciertos derechos que poseían por nacimiento, no por la voluntad del Estado y que debería ser respetada por las autoridades e instituciones políticas.

 

            El artículo 3º Constitucional, hacia referencia a la libertad de enseñanza, el 4º a la libertad de trabajo, el 7º trataba sobre la libertad de prensa, mientras que el 5º reconocía el derecho a recibir un jornal justo y afirmaba que los votos monásticos iban en contra de la libertad del ser humano. En materia religiosa, los artículos 15º y 127º fueron los que se prestaron a más discusiones, pues mientras que el primero reconocía la libertad de cultos, (con preferencia) el segundo cedía al Estado el derecho a legislar en materia religiosa. Con relación al respeto de los derechos de los individuos, esta Constitución tuvo un gran aporte al contener la ley de derecho de amparo, misma que fue pensada para que defendiera a los ciudadanos frente a los abusos del Estado.

 

            En un principio se generaron críticas y discursos por parte de los conservadores y liberales, pero, conforme los ánimos se fueron caldeando más y más, ambos grupos cambiaron las plumas por espadas.

 

            En el mismo año de 1857 estallaron movimientos conservadores contra el gobierno, deseaban derrocar al presidente y quitar las leyes liberales. De todos los levantamientos el de Puebla fue el de mayor fuerza. Allí, militares y clérigos se unieron para adueñarse de la ciudad, convertida en el centro del movimiento y acabar con las leyes liberales. Tras muchos esfuerzos, Comonfort logró hacerse de la ciudad y ordenó una serie de medidas drásticas para que sirvieran como ejemplo al resto de los levantados del país. Los bienes de la iglesia fueron confiscados mientras que los clérigos y militares golpistas fueron encarcelados, fusilados o exiliados.

 

            Los levantamientos continuaron y comenzaron a expandirse por el país de tal manera que la lucha entre el gobierno, clero y ejercito se convirtió en una guerra civil.

 

             El general Félix Zuloaga, conservador de pura cepa, lanzó el Plan de Tacubaya por el que desconocía la Constitución de 1857, proponía la creación de un nuevo Congreso constituyente y reconocía a Comonfort como presidente del país con facultades omnímodas para que este se adhiera al movimiento y tuviese más posibilidades de éxito. El presidente optó por unirse a los rebeldes, pues creía que las autoridades estatales y la mayoría del grupo liberal lo seguiría, lo que en realidad jamás sucedió. Sus compañeros de Partido no estaban de acuerdo con que se derogase la legislación reformista y menos aún cuando el presidente, bajo la influencia de los conservadores había dado la orden de que se encarcelara a Don Benito Juárez, en ese tiempo jefe de la Suprema Corte de Justicia. Fue este último hecho el que mostró a los liberales que era Félix Zuloaga quien gobernaba al país.

 

            La falta de apoyo que recibió el presidente Comonfort de los liberales no agradó a los conservadores, quienes al ver que aún el presidente dejaba de serles útil, decidieron quitarlo de su puesto. En enero de 1858, las guarniciones de México y Tacubaya desconocieron al presidente y se pronunciaron a favor de Félix Zuloaga. Comonfort reconoció su error y para resarcirlo ahora que ya no tenía el poder, sacó de la cárcel a Benito Juárez y a otros liberales, pactó un armisticio con Zuloaga y se exilió en Estados Unidos.

 

            Benito Juárez no se quedó en la capital, pues sabía que corría peligro y huyó a Guanajuato para ponerse a salvo. Aseguraba que el era el presidente legal de México por ser jefe de la Suprema Corte de Justicia, aunque era legitima su proclama de poco sirvió pues la mayoría del ejercito y de sus grandes líderes se habían pasado al bando conservador, mientras que, quienes le seguían eran en su mayoría civiles y algunos militares de carrera.

 

Cuando la situación le fue contraria, Juárez tuvo que salir de Guanajuato y refugiarse en Guadalajara, en donde traidores de su propio ejercito lo apresaron e intentaron fusilar. Sin embargo, el oaxaqueño logró salvar la vida, gracias a la intervención de Guillermo Prieto. Quien pronunció un discurso que convenció a los que iban a cometer el error de ser verdugos de Juárez. Salió ileso, salvo la vida y desde Manzanillo partió hacia Veracruz a donde llegó en mayo de 1858 y estableció su gobierno. Facultado legalmente por la Constitución de 1857.

 

            El avance conservador fue veloz y ello les hizo sentirse dueños de la república y triunfadores de la guerra, puesto que, a casi un año de haberse iniciado, el conflicto les era favorable. Sin embargo, a finales de 1858, cuando comenzaron a darse las divisiones en el seno de este grupo, un contingente de militares conservadores desconoció a Zuloaga y proclamó como presidente al Gral. Miguel Miramón.

 

            Miramón era un joven militar, de los más brillantes en la historia de México, según algunos historiadores, que tenía fama de ser muy exitoso en lo que a las armas se refería. Existen dos datos de este personaje que vale la pena mencionar. Fue compañero de generación de los cadetes de Chapultepec los “niños héroes” en la época de la guerra contra Estados Unidos y ha sido el presidente más joven en la historia del país, pues tenía solo 26 años cuando asumió el cargo.

 

             En febrero de 1859, Miramón fue proclamado presidente del país y como primera medida de gobierno, decidió tomar el puerto de Veracruz para acabar con Juárez y la guerra. A pesar de la superioridad de su ejercito, el presidente no pudo tomar el lugar y hubo de conformarse con establecer un sitio alrededor del puerto. Mientras tanto el liberal Santos Degollado salió de Toluca para atacar a la cdmx, pero fue derrotado por el conservador Leonardo Márquez.

 

            El año de 1859 fue importante, pues en la guerra se presentó un equilibrio de fuerzas que empantanó el conflicto de tal manera que difícilmente se veía salida. Sin embargo, Benito Juárez siguió haciendo su trabajo y creyó que había llegado el momento de darle un duro golpe a los aliados de los conservadores y decretó las Leyes de Reforma.

 

             Este conjunto de leyes pretendía llevar a la práctica el ideario liberal de Ayutla. Durante el conflicto armado, su principal objetivo era atacar a la iglesia por ser una institución que rivalizaba con el poder del Estado y que impedía el pleno desarrollo de éste y de la sociedad mexicana.

 

            Producto de este estancamiento, también fue el deseo de los bandos de obtener el reconocimiento extranjero por lo que tanto liberales como conservadores comenzaron a buscar aliados fuera del país, Benito Juárez obtuvo el reconocimiento de Estados Unidos y Miguel Miramón el de España, tanto Estados Unidos como España firmaron tratados en los que cada uno condicionaba el reconocimiento del presidente mexicano a cambio de ciertas condiciones.

 

            Los liberales pactaron con el gobierno norteamericano el Tratado de McLane-Ocampo, llamado así por los dos personajes que intervinieron en él, por este Estados Unidos reconocía a Benito Juárez como presidente de México a cambio de la concesión a perpetuidad del tránsito libre por el istmo de Tehuantepec y por el camino entre los puertos de Mazatlán y Guaymas, en el caso de los ciudadanos americanos, además exigían que se permitiese la entrada libre de tropas americanas de Guaymas a Nogales. Este documento generó muchas críticas entre los liberales moderados, pues preferían firmar la paz con los conservadores que “vender” el país a Estados Unidos, como se decía que lo estaba haciendo Juárez. El tratado fue rechazado por el senado norteamericano.

   Los grupos conservadores de la sociedad, que no eran pocos, no apoyaron a este gobierno pues creían que, como había sucedido con Vicente Guerrero, estaba encabezado por un político poco hábil y falto de educación. A la par también comenzaron a evidenciarse las diferencias entre liberales moderados y los puros o radicales. En esta pequeña “competencia” , por así llamarle, triunfó el primer bando que convenció al presidente de la conveniencia de mantener al ejercito anterior y reformado.

 

            Esta administración se interesó por hacer leyes que permitieran mantener en orden al país bajo los ideales del liberalismo, ejemplo de lo anterior, fueron la Ley Juárez, redactada por Don Benito Juárez, siendo ministro de Justicia, en la que se suprimían los fueros militares y religiosos en los asuntos civiles; y la disposición de Melchor Ocampo que privaba el derecho de voto al clero. Quedaba claro que el gobierno iba aplicar una política agresiva contra el ejercito y especialmente contra el clero, los dos grupos que más se identificaban con el partido conservador.

 

            Por motivos personales el Gral. Juan Álvarez renunció a su cargo en diciembre de1855 y dejó al Gral. Ignacio Comonfort como el responsable de la presidencia de México.

 

            Comonfort, aclaró que su gobierno sería conciliador, incluyente y respetuoso de la libertad, así como; fomentar el orden. Los resultados no se hicieron esperar, pues sometió rápidamente a las bandas de asaltantes, a los indígenas sublevados e inicialmente logró calmar a los conservadores.

 

            Sin embargo, la mayor preocupación de Comonfort era crear una nueva Constitución más acorde a los ideales liberales. El Congreso estaba reunido desde 1855, poco tiempo para poder hacer una Constitución. A fin de llenar este vacío, el presidente hizo una serie de decretos en los que se exaltaban las garantías individuales, tales como; libertad, seguridad, igualdad y propiedad, se abolían; la esclavitud, los monopolios, los castigos degradantes, la pena de muerte y los préstamos forzosos; se prohibía la coacción civil en los votos eclesiásticos y el último que disolvía nuevamente a la Compañía de Jesús a México. A pesar de tratarse de un gobierno liberal moderado, quedaba en claro que su intensión era debilitar a la Iglesia, ya que esta era vista como una organización cuyo poder rivalizaba con el estado mexicano.

 

            Al ver estas medidas, los miembros de su gabinete se sintieron más libres para actuar. En 1856 el secretario de Hacienda, Miguel Lerdo de Tejada, emitió la Ley Lerdo por la que se exigía que se desamortizaran las corporaciones civiles y eclesiásticas, para poner en circulación las riquezas estancadas en manos muertas. En otras palabras, la ley exigía que aquellas propiedades, que, teniendo dueño, no eran utilizadas pasaran a manos del gobierno y este las vendería. En el fondo se deseaba debilitar el poder económico del clero, crear un grupo de pequeños propietarios e incrementar los ingresos del estado. Ese mismo año se expide la Ley Iglesias, que prohibía a la iglesia el cobro de diezmos y de derechos por servicios eclesiásticos a los menesterosos.

 

            Al fin la Constitución fue proclamada el 5 de febrero de 1857 por ello es conocida como la Constitución de 1857. Los debates entre los liberales fueron muy intensos. Los radicales, aunque conformaban un grupo minoritario, tenían a un representante estelar en Valentín Gómez Farías, quien se empeño en que los principios del Partido del Progreso formaran parte de la nueva Constitución. los moderados, por su parte, querían que los contenidos liberales estuvieran en el documento, pero, no deseaban que todos los principios de dicho Partido estuvieran ahí, pues su virulencia podría generar desordenes, fueron las continuas discusiones y la ausencia de consenso las razones que evitaron que la Carta Magna saliera rápidamente a la luz de la nación.

 

            Este documento definía a México como “republicano, federalista, democrático y liberal” y mostraba una mayor preocupación por lo social, especialmente por las garantías individuales. En conformidad al ideario liberal, reconocía a los hombres ciertos derechos que poseían por nacimiento, no por la voluntad del Estado y que debería ser respetada por las autoridades e instituciones políticas.

 

            El artículo 3º Constitucional, hacia referencia a la libertad de enseñanza, el 4º a la libertad de trabajo, el 7º trataba sobre la libertad de prensa, mientras que el 5º reconocía el derecho a recibir un jornal justo y afirmaba que los votos monásticos iban en contra de la libertad del ser humano. En materia religiosa, los artículos 15º y 127º fueron los que se prestaron a más discusiones, pues mientras que el primero reconocía la libertad de cultos, (con preferencia) el segundo cedía al Estado el derecho a legislar en materia religiosa. Con relación al respeto de los derechos de los individuos, esta Constitución tuvo un gran aporte al contener la ley de derecho de amparo, misma que fue pensada para que defendiera a los ciudadanos frente a los abusos del Estado.

 

            En un principio se generaron críticas y discursos por parte de los conservadores y liberales, pero, conforme los ánimos se fueron caldeando más y más, ambos grupos cambiaron las plumas por espadas.

 

            En el mismo año de 1857 estallaron movimientos conservadores contra el gobierno, deseaban derrocar al presidente y quitar las leyes liberales. De todos los levantamientos el de Puebla fue el de mayor fuerza. Allí, militares y clérigos se unieron para adueñarse de la ciudad, convertida en el centro del movimiento y acabar con las leyes liberales. Tras muchos esfuerzos, Comonfort logró hacerse de la ciudad y ordenó una serie de medidas drásticas para que sirvieran como ejemplo al resto de los levantados del país. Los bienes de la iglesia fueron confiscados mientras que los clérigos y militares golpistas fueron encarcelados, fusilados o exiliados.

 

            Los levantamientos continuaron y comenzaron a expandirse por el país de tal manera que la lucha entre el gobierno, clero y ejercito se convirtió en una guerra civil.

 

             El general Félix Zuloaga, conservador de pura cepa, lanzó el Plan de Tacubaya por el que desconocía la Constitución de 1857, proponía la creación de un nuevo Congreso constituyente y reconocía a Comonfort como presidente del país con facultades omnímodas para que este se adhiera al movimiento y tuviese más posibilidades de éxito. El presidente optó por unirse a los rebeldes, pues creía que las autoridades estatales y la mayoría del grupo liberal lo seguiría, lo que en realidad jamás sucedió. Sus compañeros de Partido no estaban de acuerdo con que se derogase la legislación reformista y menos aún cuando el presidente, bajo la influencia de los conservadores había dado la orden de que se encarcelara a Don Benito Juárez, en ese tiempo jefe de la Suprema Corte de Justicia. Fue este último hecho el que mostró a los liberales que era Félix Zuloaga quien gobernaba al país.

 

            La falta de apoyo que recibió el presidente Comonfort de los liberales no agradó a los conservadores, quienes al ver que aún el presidente dejaba de serles útil, decidieron quitarlo de su puesto. En enero de 1858, las guarniciones de México y Tacubaya desconocieron al presidente y se pronunciaron a favor de Félix Zuloaga. Comonfort reconoció su error y para resarcirlo ahora que ya no tenía el poder, sacó de la cárcel a Benito Juárez y a otros liberales, pactó un armisticio con Zuloaga y se exilió en Estados Unidos.

 

            Benito Juárez no se quedó en la capital, pues sabía que corría peligro y huyó a Guanajuato para ponerse a salvo. Aseguraba que el era el presidente legal de México por ser jefe de la Suprema Corte de Justicia, aunque era legitima su proclama de poco sirvió pues la mayoría del ejercito y de sus grandes líderes se habían pasado al bando conservador, mientras que, quienes le seguían eran en su mayoría civiles y algunos militares de carrera.

 

Cuando la situación le fue contraria, Juárez tuvo que salir de Guanajuato y refugiarse en Guadalajara, en donde traidores de su propio ejercito lo apresaron e intentaron fusilar. Sin embargo, el oaxaqueño logró salvar la vida, gracias a la intervención de Guillermo Prieto. Quien pronunció un discurso que convenció a los que iban a cometer el error de ser verdugos de Juárez. Salió ileso, salvo la vida y desde Manzanillo partió hacia Veracruz a donde llegó en mayo de 1858 y estableció su gobierno. Facultado legalmente por la Constitución de 1857.

 

            El avance conservador fue veloz y ello les hizo sentirse dueños de la república y triunfadores de la guerra, puesto que, a casi un año de haberse iniciado, el conflicto les era favorable. Sin embargo, a finales de 1858, cuando comenzaron a darse las divisiones en el seno de este grupo, un contingente de militares conservadores desconoció a Zuloaga y proclamó como presidente al Gral. Miguel Miramón.

 

            Miramón era un joven militar, de los más brillantes en la historia de México, según algunos historiadores, que tenía fama de ser muy exitoso en lo que a las armas se refería. Existen dos datos de este personaje que vale la pena mencionar. Fue compañero de generación de los cadetes de Chapultepec los “niños héroes” en la época de la guerra contra Estados Unidos y ha sido el presidente más joven en la historia del país, pues tenía solo 26 años cuando asumió el cargo.

 

             En febrero de 1859, Miramón fue proclamado presidente del país y como primera medida de gobierno, decidió tomar el puerto de Veracruz para acabar con Juárez y la guerra. A pesar de la superioridad de su ejercito, el presidente no pudo tomar el lugar y hubo de conformarse con establecer un sitio alrededor del puerto. Mientras tanto el liberal Santos Degollado salió de Toluca para atacar a la cdmx, pero fue derrotado por el conservador Leonardo Márquez.

 

            El año de 1859 fue importante, pues en la guerra se presentó un equilibrio de fuerzas que empantanó el conflicto de tal manera que difícilmente se veía salida. Sin embargo, Benito Juárez siguió haciendo su trabajo y creyó que había llegado el momento de darle un duro golpe a los aliados de los conservadores y decretó las Leyes de Reforma.

 

             Este conjunto de leyes pretendía llevar a la práctica el ideario liberal de Ayutla. Durante el conflicto armado, su principal objetivo era atacar a la iglesia por ser una institución que rivalizaba con el poder del Estado y que impedía el pleno desarrollo de éste y de la sociedad mexicana.

 

            Producto de este estancamiento, también fue el deseo de los bandos de obtener el reconocimiento extranjero por lo que tanto liberales como conservadores comenzaron a buscar aliados fuera del país, Benito Juárez obtuvo el reconocimiento de Estados Unidos y Miguel Miramón el de España, tanto Estados Unidos como España firmaron tratados en los que cada uno condicionaba el reconocimiento del presidente mexicano a cambio de ciertas condiciones.

 

            Los liberales pactaron con el gobierno norteamericano el Tratado de McLane-Ocampo, llamado así por los dos personajes que intervinieron en él, por este Estados Unidos reconocía a Benito Juárez como presidente de México a cambio de la concesión a perpetuidad del tránsito libre por el istmo de Tehuantepec y por el camino entre los puertos de Mazatlán y Guaymas, en el caso de los ciudadanos americanos, además exigían que se permitiese la entrada libre de tropas americanas de Guaymas a Nogales. Este documento generó muchas críticas entre los liberales moderados, pues preferían firmar la paz con los conservadores que “vender” el país a Estados Unidos, como se decía que lo estaba haciendo Juárez. El tratado fue rechazado por el senado norteamericano.